La intimidad es un concepto muy antiguo , que inicialmente se entendió como, “lo que cada uno posee en el interior”, esto desde un punto de vista religioso. Desde un punto de vista moral, se entiende como, aquello que la persona libremente ha autodenominado, exentó de intromisiones.
La importancia de la intimidad radica en el hecho de que esta es parte fundamental para la constitución del ser humano, además que hace parte del desarrollo sicológico de la persona y de su relación interpersonal.
Es por esto que adquiere un valor trascendental en la vida del hombre, a tal punto que la declaración universal de los derechos humanos establece: “nadie será objeto de intromisiones en su vida privada..., y se debe de proteger por me dio de la ley a toda persona de dichas intromisiones”
Es por esto que adquiere un valor trascendental en la vida del hombre, a tal punto que la declaración universal de los derechos humanos establece: “nadie será objeto de intromisiones en su vida privada..., y se debe de proteger por me dio de la ley a toda persona de dichas intromisiones”
Es precisamente del respeto a esta intimidad que se desprende el valor de la confidencialidad, que no es otra cosa que la manipulación que le damos a aquello que el paciente, de forma libre, permitió que conociéramos; Y que espera que manipulemos de forma adecuada, es decir, que le demos la misma relevancia que el estableció para dicho aspecto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario